Ninguna de las funciones biológicas despierta en nosotros mayor identificación con (DIOS) que la genética. No comprendemos como algunas civilizaciones de la
Tierra, han adulterado y enmascarado uno de los procesos más apasionantes de la
Vida, como si se avergonzasen de lo que (DIOS) ha generado. Nos quedamos
sorprendidos al comprobar la serie de mitos paternalistas que
los progenitores introyectan en las mentalidades infantiles.
La ocultación de la verdad, mediante leyendas sensibleras referentes a “cigüeñas”
(entre otros ejemplos) deforman bárbaramente la educación embrionaria de los niños. ¿Cómo se extrañan los adultos terrestres de que sus hijos al tener acceso
a la verdad, aunque también deformada por sus jóvenes compañeros escolares;
pierdan todo el respeto y fiabilidad en la “Palabra de los Padres”?